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El origen de los metales

Para entender la procedencia de los metales, es necesario remontarse al origen del Universo. Al momento en que lo que existía era hidrógeno y no existían otros elementos más pesados. El hidrógeno es el combustible primigenio de una estrella y esta lo va consumiendo en las reacciones de fusión, transformándolo primero en helio y luego en carbono. A medida que el tiempo pasa, van surgiendo nuevos elementos, más pesados. En el núcleo aparece el hierro y la estrella colapsa sobre sí misma, llegando a su muerte.

La estrella se mantiene en equilibrio y compensa la fuerza gravitacional con explosiones nucleares originadas en su interior. Su estructura, de esta manera, se mantiene estable mientras exista combustible. Cuando el combustible se termina, la gravedad hace que la estrella se termine desplomando sobre sí misma, generando una explosión y diseminando los diversos materiales a lo largo de la galaxia. Estos materiales son, posteriormente, el origen de nuevas estrellas y de nuevos planetas.

Primeros pasos: la Edad de piedra

 

En los procesos históricos del planeta Tierra, podemos reconocer diversos momentos de la historia de los metales. El primero de ellos es la edad de piedra. Lo que se popularizó especialmente a lo largo de este momento fue el uso de la madera. La madera fue la que permitió que las personas pudieran acceder a las primeras herramientas, como así también a las primeras construcciones para habitar y vivir en su interior, al resguardo de la intemperie y las condiciones climáticas. Ya con el paso del tiempo, la madera fue permitiendo también los primeros transportes, como fueron las carretas y los primeros barcos de madera.

Pese a la importancia que ha tenido la madera en el desarrollo humano y de las primeras sociedades, la piedra fue el material que más revolucionó los métodos que se utilizaban. Con la piedra, se pudieron mejorar sustancialmente las herramientas y generar nuevas armas para la caza. Es por eso que se suele hablar de la piedra como el material que permitió la subsistencia en el tiempo de las primeras civilizaciones, puesto que era, además, una forma de protegerse y era un material más resistente que la madera para distintos propósitos.

Nuevas necesidades: la Edad de los metales

 

Hacia el año 4.000 a.C. comienza lo que se conoce como Edad de los Metales. En este momento de la historia, las herramientas que se habían desarrollado durante el período anterior mejoraron sustancialmente y se fueron creando nuevas herramientas. Estos nuevos desarrollos tuvieron mucho que ver con el descubrimiento de metales que llevaron a que se pueda acceder a más elementos. Se cree que los primeros metales permitieron no solamente el crecimiento sino también una poderosa evolución de las primeras sociedades, como así también de sus capacidades de crear.

Pero los desarrollos, las armas y las herramientas no fueron lo único que mejoraron sustancialmente en este período de la historia. También evolucionaron considerablemente los procesos aplicados para la obtención de los propios metales. durante estos años, surgió lo que se conoce como forja, donde lo que se hacía era golpear los metales a temperatura.

Durante la edad de los metales, los primeros que se utilizaron fueron el oro, la plata y el cobre. Eran metales que se encontraban, en su totalidad, de forma natural en formato de pepitas. Pero el oro y la plata se encontraban en poca cantidad, por lo que se considera que no incidieron considerablemente en el estilo de vida de las personas en ese entonces. Pero sí hubo un material que trajo consigo grandes cambios: el cobre. Al alearse, este metal pasa de ser blando a generar una gran resistencia. Este momento dio lugar a lo que se conoció posteriormente como la Edad del bronce.

Crecimiento veloz: la Edad del hierro

 

En el 1200 a.C. comenzó la Edad del Hierro. Este material ha sido siempre muy abundante en la corteza terrestre. Al descubrirse lo mismo, lo que sucedió es que el uso del hierro se extendió considerablemente y de manera veloz. Con este metal comenzaron a fabricarse nuevas herramientas y armas, también utensilios para las viviendas. Con el hierro, gran parte de los elementos que ya se utilizaban anteriormente mejoraron considerablemente su calidad.

 

Posteriormente a las etapas históricas mencionadas con anterioridad, surgieron otros metales como el acero y el aluminio. Estos metales han cambiado y continúan cambiando sustancialmente el desarrollo de las sociedades. Tal es así que, hoy en día, el aluminio tiene  cada vez más aplicaciones y ha reemplazado a muchos otros materiales en una gran diversidad de espacios de la vida productiva y social.

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